21.12.06
19.12.06
5.12.06
28.11.06
18.11.06
23.10.06
11.10.06
2.10.06
Rápido
28.9.06
All the lonely people II
18.9.06
6.9.06
Por el camino
Cruzar el río la primera vez fue fácil, las piedras bajaban y golpeaban mis pies sin tregua, pero aún era bajo. Cuando llegué al segundo cruce la cosa se ponía difícil. Un grupo de gente estaba ya del otro lado, gritando algo que no entendía. Me saqué las ojotas nuevamente y ahí comprendí lo que decían "dejate las ojoooootas". Los miraba y no podía no hacer lo que me decían. Así que así fue. Crucé con las ojotas puestas. Una de ellas se perdió en el primer paso, tal vez alguien la vio pasar río abajo, tal vez está aún allí, bajo algún pesado canto. El grupo parecía apurado, así que no esperó a que cruzara. De modo que ni ganas tenía de ver gente, ya demasiado me habían irritado.
Saqué mi sánguche, comí desaforadamente, un cigarrito y al camino nuevamente, si es que había uno.
La quinta vez que crucé el río deseaba que mis pies se hagan de plomo, que las malditas piedras no me tocaran. Pensaba en el mago Jesús y en cómo mierda podría haber caminado sobre el agua. Pasé y ya los golpes eran masajes, mis pies planos pisaban como si fueran parte de la tierra, creo que el agua ya helada era bastante anestésica.
Había encontrado una senda, subía y subía. Pues he de seguir la senda, ya estoy acá, voy a subir. Desde arriba vi el pueblito pero estaba del otro lado, había que bajar y volver a subir.
Caminé casi dejándome caer, y al llegar encontré a ese tipo que cantaba en el bar, era lugareño, pero como tocaba esa noche salía para el pueblo. Claro, en dos horitas él haría lo que a mí me costó cinco. Me dio tranquilidad, como alivio. “Te va a encantar el pueblito”, me dijo el cantor. Una vez vino a Buenos Aires, me hubiera gustado preguntarle si le gustó la ciudad.
Subí, ya eran como escaleras. Bien arriba, colgado de la montaña, el pueblito era un camino con casitas a ambos lados.
Esa noche fui a la casa del cantor, estaba el hermano. Tocaba la quena. Éramos tres. Otro sacó una guitarra. Hubo música, mates, vino y otras yerbas para calmar el alma. La luna enorme sobre los techos del pueblito, las estrellas eran millones, como si cada una supiera su lugar formaban una hermosa coreografía lumínica.
Dormí. Dormí mucho y bien. Extraño esa dormilona cuando en las noches urbanas los colectivos me sacuden la cama y los pensamientos vuelan de aquí para allá dejando sus podridas huellas.
A la mañana desayuné y salí para el pueblo. Esta vez el ánimo era diferente. Decían que había otro camino, subí y bajé para no cruzar el río. No lo encontré. Mis riesgosas trepadas fueron en vano, dos veces subí sierritas para bajar del mismo lado del río. No vi a nadie en todo el camino, si es que había uno. Llegué y me tomé un bondi al siguiente pueblo.
Aún hoy me sigo preguntando si habrá algún camino.
30.8.06
26.8.06
19.8.06
Sincerebros III
R1: Si no acá, viste, en la puerta del banco... y si una cagada teníamos hambre... llegamos en 30´ prepará las pizzas.
R2: Decile que quiero una con palmitos, porque la útlima vez me sacaron los palmitos, que no se hagan los boludos...
R3: Uhh, me hace ruido el estómago, el próximo que me mire lo pongo... mierda se me cae el pantalón.
12.8.06
6.8.06
1.8.06
25.7.06
15.7.06
1.7.06
3.6.06
All the lonely people
31.5.06
Encierro
Algún día quisiera no tener que cambiar de vereda en las mañanas para que me pegue un poco el sol. Tal vez tener algo de luz después de las cuatro de la tarde. Ver como el sol se pone en el horizonte sin tener que subir a la terraza. Un poquito de cielo entre el cemento, así vivimos entre los malos aires.
29.5.06
No a las rejas
Parque Centenario, próxima víctima de una nueva política de "seguridad". Y siguen enrejando la ciudad. ¿Muros, rejas, qué más van a poner para separarnos?
17.5.06
12.5.06
3.5.06
22.4.06
14.4.06
13.4.06
5.4.06
29.3.06
30 años
Cuando era más chico me preguntaba por qué habían desaparecido, por qué esos 30 mil y no otros. Sabía que estaban en contra de una dictadura o algo así. Fui creciendo y dándome cuenta que no sólo estaban en contra de la demagogia y el totalitarismo de un gobierno de facto, sino que también luchaban por un país más justo y solidario, con igualdad social, oportunidades, educación, salud y trabajo para todos y no sólo para unos pocos.
Esos 30 mil, y muchos otros se organizaban, movilizaban e ideaban la forma de cambiar lo que creían venía detrás de una junta militar y las políticas económicas que intentaban llevar adelante desde años antes.
Ellos creían en algo mejor para todos, y por eso los torturaron, asesinaron, exiliaron.
Cada año iba entendiendo un poco más acerca de esta gente y del por qué de la persecución a estos sectores. Iba entendiendo un poco más qué era lo que trataban de imponer los militares y por qué hacía falta acabar con todo tipo de disidencia, con todo aquel que pensara distinto y que actuara en pos de sus ideales.
Pero eso no me lo contaron, no lo leí en libros ni lo vi en videos. Eso lo veo, lo siento y lo percibo cada día que salgo a la calle.
La desocupación, la pobreza, la indigencia. Todos los días piso la calle y no me hace falta más que eso para terminar de entender.
En cada estación y vagón de subte, los pibes que piden, en cada esquina, los pibes que piden, en cada calle del centro los pibes que piden, en cada lugar del país que visito los pibes que piden, en cada cuadra que camino familias enteras urguen en la basura buscando cartón, en cada hamburguesería filas de gente esperando las sobras de lo que otros comieron. En cada empleo que sale en los clasificados, largas colas con caras amargadas. En cada movilización miles pidiendo pan y trabajo. Entendí entonces que ellos tenían razón, que lo que venía era terrible, para ellos, sus hijos y el país entero.
Los 30 mil sufrieron por lo que pensaban, los mataron, y como a muchos otros los torturaron, violaron y humillaron una y otra vez. 500 bebés fueron robados de las panzas de sus madres, los apartaron de sus familias y los regalaron o vendieron al mejor postor.
Juicio y castigo a quienes cometieron tan terribles atrocidades contra la dignidad humana, juicio y castigo a quienes llevaron adelante un plan de exterminio, de robo de identidad, de robo de cultura y de putrefacción de las organizaciones de lucha. Juicio y castigo a sus cómplices en todas las esferas, empresariales, clericales, educativas, médicas, prensa, sindicales burócratas y estúpidos en general.
Juicio y castigo a quienes en nombre de la democracia continuan la persecución y represión para seguir imponiendo medidas económicas en contra del bienestar de la mayoría de la sociedad. Porque matar a 30 mil y torturar a miles más no les bastó y siguieron. Por robar bebés (qué más decir). Porque parte de los culpables fueron enjuiciados, castigados y dejados libres por la caridad de ratas como ellos.
Porque perdimos una generación, y eso lo sufrimos todos. Porque el país tiene niveles de desocupación, pobreza e indigencia que viven batiendo récords.
Sigamos saliendo, no nos dejemos intimidar, sigamos luchando, sin que nadie nos imponga consignas, sin que nadie nos diga cómo hacerlo, sigamos organizándonos, sigamos movilizándonos, sigamos exigiendo justicia, por el pasado, el presente y el futuro.